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La filosofía francesa del siglo XX

  

 

Luis Roca Jusmet

 

 

La filosofía francesa del siglo XX es apasionante. Extraordinariamente fecunda. Tanto la primera ( nacidos en la primera y segunda década), como la segunda ( nacidos en la tercera y cuarta década). Son dos generaciones muy potentes y  con encuentros y desencuentros ente ellos. La primera es el reinado de Sartre pero hay otros filósofos interesantes como Merleau Ponty y Simone de Beauvoir. Y las figuras  menos académica de Camus, Simone Weill o Georges Bataille. La segunda es la de la tríada Deleuze-Derrida-Foucault, pero también la de Pierre Hadot. Atraviesan todos los acontecimientos y las problemáticas del siglo XX.

Entiendo aquí por la primera generación de filósofos franceses los nacidos a principios de siglo ( dos primeras décadas) y cuya obra es importante entre finales de los años 30 y principios de los 60. Como fechas simbólicas consideremos la publicación en 1938 de “La Náusea” y la muerte de Camus (1960) y Merleau Ponty( 1961), que marcan el contexto. Esto serán los tres filósofos más importantes ( aunque Camus no se considere ni sea considerado en sentido académico un filósofo), acompañados de Simone de Beauvoir, importante como escritora y feminista, menos como filósofa. Vicente Descombes en su excelente libro “Lo mismo y lo otro. Cuarenta años de filosofía francesa” considera que están influenciados por las tres H ( Hegel, Hursell, Heidegger). Este comentario señala adecuadamente la influencia que tuvo en elllos la filosofía alemana pero lo cierto es que Hegel no influenció demasiado a los filósofos citados. Si estaban en esta generación dos importantes hegelianos ( Jean Hypollytte y Alexander Kojéve). Pero Sartre y Merleau Ponty tuvieron la influencia de la fenomenología de Hursell ( y Sartre también de Heidegger). Sartre, Merleau Ponty y Simone de Beauvoir fundadores  y miembros de la dirección de la revista “Los Tiempos modernos”. Merleau Ponty es para mí el filósofo más importante de esta generación. Intentó una fenomenología de la percepción desde un sujeto encarnado, un cuerpo subjetivado. Analizó lo visible y lo invisible tomando como referencia la pintura de Cezanne. Fue testimonio de la fascinación (“Humanismo y terror”) y del desencanto del comunismo soviético.

La primera generaciónes el reinado de Jean-Paul Sartre: de la publicación de la Náusea ( 1938) a la de la Crítica de la razón dialéctica ( 1960). Luego su papel será más marginal. La Náusea es la novela donde se describe el absurdo y el asco existencial. Sartre, influido por Hursell y por Heidegger, escribirá en 1942 su obra filosófica más importante: “El Ser y la Nada”. Un libro interesante pero  excesivamente largo y escrito en un lenguaje fenomenológico muy farragoso. El hombre como ser para  sí, como proyecto frente al ser en sí de las cosas. La idea radical de libertad, la responsabilidad, la autenticidad frente a la mala fe, la mirada del otro. Y la moda cultural y mediática del existencialismo. La necesidad de un humanismo como salida del existencialismo ( que será criticada por Heidegger en su “carta sobre el humanismo”. Luego, su aproximación al marxismo, con sus años de apoyo al estalinismo y su distancia a partir de la invasión de Hungría y su formulación del marxismo existencialista en la “Crítica de la razón dialéctica.”  Muy sugerentes también sus estudios sobre el imaginario y sobre Baudelaire y Jean Genet.

El otro filósofo existencialista fundamental es Albert Camus, aunque él no se consideró un filósofo ni un existencialista. Pero su idea de filosofía era académica y el existencialismo lo identificaba con Sartre y su círculo. Pero utilizo aquí, en ambos casos, concepciones más amplias. No solo porque “El extranjero”(1942), junto a “La náusea” son las dos obras literarias fundamentales sobre el absurdo de la existencia, idea básica del existencialismo. “El mito de Sísifo”(1942) es, además, con “El Ser y la Nada”, la segunda gran referencia filosófica del existencialismo. Pero además está todo el gran debate con Sartre sobre el compromiso ético y político, que se plasmó en “El hombre rebelde”  de Camus (1952) y que les llevó a la ruptura. Camus defendía la figura ética del rebelde frente a la política del revolucionario. Con la muerte trágica y prematura de Camus en un accidente de tráfico, a los 47 años, pienso que acaba ya el tiempo de esta generación. Los cuadernos, la correspondencia y “El primer hombre”, escrito póstumo a partir de sus últimos manuscritos, tenemos un interesante recorrido biográfico de este gran hombre, pensador y escritor.

Simone Beauvoir fue precursora de la idea de género como construcción social. Georges Bataille, que es un filósofo absolutamente singular, inclasificable y heterodoxo, cuya obra filosófica más importante es su “Summa Ateológica” ( “La experiencia interior”, “El culpable” y “Sobre Nietzsche”), escrita durante la ocupación. A su lado, Maurice Blanchot.  Otra gran heterodoxa fue Simone Weill, que murió en 1943.

El existencialismo no es solo una corriente filosófica, es también un artificio inventado por Jean-Paul Sartre en los años 50 y que tuvo eco mediático y se convirtió en una moda cultural para jóvenes procedentes de las clases burguesas o pequeño burguesas. Vestir de negro, ir a escuchar a Juliette Greco en el Barrio latino, leer a Sartre. Era el Sartre nihilista de La Náusea. Albert Camus lo completaba con su novela “El extranjero”, pero él siempre negó ser existencialista. En 1945 se publica una conferencia de Sartre : “El existencialismo no es un humanismo”. Sartre se llama a sí no mismo, al lado de Martín Heidegger, un existencialista ateo, mientras Kierkegaard y Gabriel Marcel. Heidegger, en su “Carta sobre el humanismo”, escrito más tarde, negó tanto considerarse existencialista como humanista. Luego, en 1960, con su libro “Crítica de la Razón Dialéctica”, se inventa el no marxismo existencialista. Él lo representaría frente al existencialismo no marxista de Karl Jaspers. Creo que podríamos hablar de la fenomenología y a una filosofía de la existencia en sentido amplio, que incluye s Hursell, Jaspers y Heidegger en Alemania y a Gabriel Marcel, Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty en Francia. Hay un aire de familia entre ellos, simplemente. Escribió sus dos grandes ensayos filosóficos, “El imaginario” y “El ser y la nada”. El reinado de Sartre acabó en 1962, cuando le dieron el Premio Nobel por su libro autobiográfico “Las palabras”. Luego, siguió dando guerra y publicando hasta morir con todos los honores en 1980, a los 75 años. Tuvo tiempo de participar en el mayo de 68 y otras movidas políticas, como ser miembro del Tribunal Russell y de escribir “El idiota de la familia”, gigantesco ensayo sobre Gustave Flaubert.

Maurice Merleau-Ponty nació en Francia en 1908. Tuvo una formación fenomenológica y fue un atento lector de Hursell. En 1942 publica “La estructura del comportamiento’. Pero su “Fenomenología de la percepción”, todo un clásico publicado en 1954, pretende corporizar al sujeto, encarnarlo. Busca una idea de percepción como configuración, más allá de los prejuicios racionalistas y empiristas, influido por la psicología de la forma. Este es uno de sus temas. Relacionado con sus estudios sobre la pintura de Cezanne, que trató en un escrito juvenil y sobre el que vuelve en un escrito póstumo, “El ojo y el espíritu”, la visión sensorial de lo visible y la intuición de lo invisible, queva desde lo ausente hasta aquello que va más allá de lo que ñueden captar los sentidos. Que tiene que ver con los significados, que a su vez están vinculados a la fenomenogía del lenguaje. La lengua y el habla, que más que un desarrollo de las posibilidades del anterior tiene mucho de creativo, como ejemplifica muy bien la literatura. Todas estas reflexiones  están contenidas en los documentos póstumos que su discípulo Caude Lefort publica bajo el título de “Lo visible y lo invisible”. Antes había publicado “Sentido y no-sentido” en 1952. Fue amigo y tuvo interesantes debates con Jacques Lacan. Pero su gran amigo y compañero fue Jean-Paul Sartre. Juntos montaron la revista “Los tiempos modernos”. Criticó muchas de las ideas de “El ser y la nada”. Tuvieron una fuerte discusión que los distanció en la dirección de la revista, si enfoque y temas. Fue, como Sartre, compañero de viaje del Partido Comunista Francés y defensor de la URSS estalinista, como refleja en su libro “Humanismo y terror’ (1947), que luego cuestionó en “Lss aventuras de la dialéctica” (1955). La dialéctica entendida de manera circular, sin superación de contrarios, la realidad como algo ambiguo que no puede ser reducida ideas claras y contrarios, el sujeto como algo entrelazado con los otros y el mundo como un “entre” en el que hemos de saber movernos.

Georges Bataille, nacido a finales del siglo XIX es, junto a Maurice Blanchot y Pierre klossowski, un filósofo que pertenece a la generación de Sartre y Merleau Ponty que tiene en su momento un papel marginal pero que será plenamente reconocido por la generación siguiente, como atestigua Michel Foucault. Bataille tuvo además un encuentro fecundo con Jacques Lacan y una profunda amistad con un escritor importante, Michel Leiris. Tuvo una agria polémica con Sartre, por la devastadora crítica que este le hizo a su libro “La experiencia interior”. Este libro lo escribió durante la ocupación nazi y forma conjuntamente con “El culpable” y “Sobre Nietzsche” la llamada “Summa ateológica”. Son tres libros inclasificables, tan sugerentes como desiguales. Una de las primeras reivindicaciones de Nietzsche desde el ámbito del izquierdismo. Bataille tiene el mejor libro filosófico el tema, “El erotismo”, un libro que continua ser muy estimulante para los economistas críticos que se llama “La parte maldita”. Ensayos sobre Baudelaire y Jean Genet ( sobre los que Sartre había escrito). Uno de los malditos que reivindicaron a Sade, autor de novelas autobiográficas como “El azul del cielo” y de relatos eróticos como Madame Eduarda

Pasamos a la segunda generación, los nacidos en la tercera década del siglo, 1920 a 1930) y cuya producción es importante desde principios de los sesenta ( muerte de Camus y de Merleau Ponty) a la muerte de Michel Foucault, en 1984. Ninguno de los tres llegó a los sesenta años. La tríada importante son Gilles Deleuze, Michel Foucault y Jacques Derrida. Influenciados por el estructuralismo (Levi-Strauss) y por filósofos marginales (en su momento) de la generación anterior ( Bataille , Blanchot y Klosowski ) críticos de la fenomenología, la dialéctica y la filosofía del sujeto). Influenciados por Nietzsche ( Deleuze y Foucault) y Heidegger ( Derrida). Deleuze y Foucault marcaron y fueron marcados por el mayo del 68. Críticos con el marxismo y el psicoanálisis, iniciaron caminos muy renovadores y abrieron horizontes nuevos. Pensadores muy potentes pero que, como moda, fueron trivializados y malentendidos. Con ellos Lyotard y su análisis de la condición postmoderna; Pierre Hadot y su propuesta de la filosofía como ejercicio espiritual. Louis Althusser, aunque por edad entre esta  generación y la anterior será muy importante a finales de los 60, en un intento de reivindicar un marxismo leninismo estructuralista y apoyar el maoísmo como ejemplo práctico de la teoría. Marcó toda la generación anterior. Tambien Roland Barthes, Paul Ricoeur y Enmanuel Levinas, aunque de la generación anterior, cuya obra tuvo sobre impacto estos años.

De la generación nacida en la tercera década del siglo XX destaca Michel Foucault. La obra de Foucault ( que la tiene, aunque no le guste el nombre) es extraordinariamente fecunda y singular. Él mismo la define como una caja de herramientas para entender el presente. Desde la arqueología del saber, la genealogía del poder y el análisis de la relación entre sujeto y verdad. Comprende sus libros, artículos, entrevistas y la transcripción de los cursos que dió en el Collège de Francia. Un conjunto heterogéneo pero con un hilo conductor que le da una coherencia. Su arqueología del saber le lleva a la conceptualización de episteme ( como estructura básica del saber de cada época), de discurso ( como un orden organizado por unas reglas)… “Las palabras y las cosas” es el libro clave de esta etapa, elaborada en los sesenta. Su genealogía del poder es un análisis de los procedimientos sobre como se ejerce las relaciones de poder en la modernidad, empezando por el poder disciplinario ( “Vigilar y castigar”) y continuando por la sociedad de control ( cursos de mediados de los años 70 sobre liberalismo y biopolítica). La relación entre sujeto y verdad en los cursos de los años 80, hasta que en 1984 muere de SIDA a los 57 años ( como Merleau Ponty y Albert Camus no llegaron a los sesenta años). Foucault entendió que el sujeto era un efecto de los campos del saber y de las relaciones de poder establecidos en una sociedad en todos los niveles. Pero al final se dio cuenta de que  hay relaciones de poder aceptables y otras que no, a las que llamó relaciones de dominio, que suponían un sujeto totalmente sujetado. Porque finalmente también se planteó que no solo hay que resistir sino que también es posible una práctica de la libertad para construir un sujeto ético. Porque, finalmente, la apuesta de Foucault es una apuesta ética más que política. Se fue decepcionando de las utopias revolucionarias que surgieron de mayo del 68. Pero fue siempre un defensor de los derechos de los gobernados y se rebeló siempre contra lo intolerable. Sus estudios sobre la medicina, la locura, la prisión, la confesión, la sexualidad, son imprescindibles.

Sus maestros fueron, sobre todo, Georges Canguilhem, por via directa, y Nietzsche a través de la lectura de sus textos. Sin olvidr s Georges Bataille que fue, además, el que le acercó a Nietzsche.

Jean-Paul Sartre y Michel Foucault reinarán sobre dos generaciones consecutivas de filosófos franceses. Sartre entre los nacidos a principios de siglo (1905) y lo hará durante un cuarto de siglo ( Publicación de “La náusea” en 1938 y premio Nobel en 1963 por “Las palabras”). Foucault entre los nacidos después de la Primera Guerra Mundial (1926) y lo hará el cuarto de siglo siguiente ( publicación en 1961 de “La historia de la locura” hasta poco más de la muerte de Foucault en 1984). Foucault representa una crítica a lo que representa Sartre: una teoría fenomenológica  del sujeto soberano , la dialéctica y una propuesta humanista. Conecta con los miembros de la generación anterior más polémicos con Sartre, como Georges Bataille. Sartre, por su parte, hará una crítica de los primeros libros de Foucaultt, al que considerará antihistoricista, tecnocrática y burguesa. Pero, curiosamente, a partir de mayo del 68,  coincidirán en muchos manifiestos y movilizaciones. Y, en contra de lo que podría aparecer, es Sartre y no Foucault el que participa activamente en mayo del 68 ( Foucault estaba en Túnez). Ambos fueron activistas en favor de los “derechos de los gobernados” ( como decía Foucault) al margen de la izquierda convencional, simpatizando un tiempo con los maoístas.

Pierre Hadot nace en 1922 y pertenece a la generación de Foucault y de Castoriadis pero su trayectoria es muy diferente. Fue sacerdote, aunque dejó los hábitos pronto, y tuvo una formación neoescolástica. Se interesó por la mística y por Wittgenstein ( uno de los primeros en Francia) y escribió sobre él. Investtigó el neoplatonismo y fue uno de los historiadores de la filosofía clásica más reconocidos. Pero su radicalidad está en su defensa de la filosofía como forma de vida, no como discurso. En todo caso un discurso que debe tener una dimensión práctica, una conversión de la mirada, del pensamiento, de los afectos y de la conducta. Un conjunto de ejercicios espirituales, no religiosos: lectura, escritura, diálogo, autoexamen, atención… Sus referencias entre los antiguos: Sócrates y Marco Aurelio. Entre los modernos: Montaigne y Goethe. Lo fundamental, la vida : ” No te olvides de vivir”. Vivir serenamente el presente, con una mirada a la Humanidad y al Cosmos. Filosofar para hacernos mejores y más sabios.

Es muy importante su debate con Michel Foucault sobre la actualidad  de las escuelas alejandrino,-romanas.

 

 

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